El tiempo nos dice cómo es un vino.
El vino nos dice cómo son los tiempos.
El vino está hecho de tiempo.

En Can Bas el tiempo se presiente en todas partes. Lo encontramos tras el surco de la labrada, en el trazado de los caminos que cruzan el dominio vinícola, entre los muros de la capilla, en el noble aspecto de la casa señorial o en los lagares embaldosados de la antigua bodega. También, al lado de las eras, en la forma que toman las cepas, en los nombres de los lugares o en los reflejos de un lavadero. El tiempo está presente dentro de cada tina, de cada bota y de cada botella de vino.

En Can Bas imaginamos el tiempo como una sustancia invisible que trenza la vida anudando la permanencia con el cambio. Y aunque sea imperceptible, el tiempo deja sus rastros que al interpretarlos se convierten en historia.

En Can Bas, la historia está presente por todas partes y es la historia la que ha forjado la personalidad inconfundible de este dominio vinícola. Los vestigios arqueológicos, los documentos, el arte y el paisaje mismo así lo constatan. Ellos nos permiten conocer la historia de un dominio, pero también poner un pie en la Historia de Cataluña y, el otro, en la historia de la viña y del vino.