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Tierra
No hay vino sin viña,
no hay viña sin tierra.
De la tierra
Si fueras tierra crecería en ti
y recogería frutos de una rara dulzura. Miquel Martí i Pol. Llibre sense títol, 1970-71
En Can Bas nos agrada recordar que la tierra nos enraíza, nos sustenta y nos hace crecer. Reconocemos que somos y seremos tierra y que, si elaboramos vinos, es gracias a la tierra que cuidamos.
En Can Bas amamos la tierra. El compromiso que mantenemos con ella y el respeto que le profesamos se reflejan en cada uno de nuestros vinos.
En Can Bas buscamos la excelencia en las raíces de la tierra. Nos sentimos orgullosos de nuestro terruño, de las viñas que en él crecen y del entorno que les da personalidad.
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Situación
Situación
La tierra, los viñedos y la bodega de Can Bas son parte consustancial de un dominio vinícola repleto de historia, sólidamente arraigado a nuestro país: Cataluña.
El dominio vinícola Can Bas se halla en el corazón del Penedès, a 35 km al suroeste de Barcelona, y es un núcleo histórico del municipio de Subirats.
Por su situación privilegiada, las tierras y viñas de Can Bas reciben el influjo del mar Mediterráneo y la protección de las cordilleras que rodean el dominio.
Del terruño
El terruño es la expresión de todo lo que hay bajo la tierra de la viña y de todo lo que ocurre encima.
En Can Bas nos gusta decir que el terruño es una manera de entender el vino y de pensar el mundo.
En Can Bas consideramos que el terruño es un espacio de vida -y para la vida- que resulta de la justa combinación entre las particularidades de un medio natural y la acción humana, que lo transforma a lo largo del tiempo.
En Can Bas entendemos el terruño como la suma de las características que el suelo, el cielo y el entorno aportan a nuestras viñas. Pero también creemos que los conocimientos de generaciones de viticultores y la experiencia de nuestros enólogos han dejado en él su impronta y a su vez han influido en su personalidad.
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El cielo
El frío y el hielo no se quedan en el cielo. Dicho popular catalán
En Can Bas siempre oteamos el cielo con esmero. Él gobierna el clima, la meteorología y condiciona el ciclo de la viña.
Del cielo sale el sol que despierta la sabia de las cepas, anima el crecimiento de brotes y sarmientos, tiñe de verde las pámpanas, abre la flor y envera la uva.
Del cielo proceden las lluvias que nutren la viña o que amenazan las cepas con hongos y otras enfermedades. Del cielo cae el granizo, el aguacero y el rayo; de él provienen las nieblas bajas y las elevadas. Él aquieta la escarcha, hace más persistente el rocío o lo disuelve con su calor.
Es el cielo lo que remueve las brisas frescas y los terrales cálidos que convienen a la viña, pero también en él se origina la fuerza intimidatoria de gregales, ponientes y tramontanas.
Es desde el cielo que la luna nos recuerda que lo que gobierna la tierra es el peso, la gravedad; y que, como todo en la vida, tiene un ciclo que debe seguirse y respetarse.
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El entorno
“El paisaje, que contemplado panorámicamente desde cualquier lugar elevado se nos presenta con un plano de inclinación suave, cuando nos acercamos a él resulta bastante accidentado. Es un paraje abollonado, ni llano ni montañoso, donde siempre subís o bajáis. Hay pequeños valles, llanuras minúsculas, torrentes, falsos llanos. Es un paisaje de detalle, constantemente variado, de una gran diversidad.” Josep Pla. Fragmento de la Guia de Catalunya, 1971
El terruño de Can Bas no sería el mismo sin el diálogo que establece su entorno natural con el cielo, el suelo y las viñas. Un diálogo entre fuerzas, condiciones y medios que hacen paisaje y hacen vino.
En este entorno, tienen especial influjo los torrentes, las rieras y los bosques.
Los torrentes y rieras que cruzan Can Bas forman una red natural de corrientes de agua de carácter torrencial e intermitente, muy común en el Penedès y en muchas otras áreas del Mediterráneo. Son esenciales para el buen drenaje de las viñas. Estos pequeños corredores verdes, que normalmente forman pozas u hondonadas entre las ondulaciones de la llanura, tienen un microclima y un ecosistema sustancialmente diferenciados, con un boscaje, una flora y una fauna característicos.
Los torrentes concentran la humedad, retienen el fresco en verano, convocan la niebla en invierno. Además, suelen ser depositarios de suelos arenosos y aluviales que ofrecen un carácter especial a las viñas.
Por otro lado, el bosque mediterráneo –tan distinto al de ribera- constituye el trasfondo de la viña penedesense y un medio importante con el que interactúa.
En Can Bas, el bosque forma una franja que se prolonga al noroeste y protege las viñas que tenemos en la llanura de los fríos y de los vientos intempestivos.
El bosquecillo de Can Bas es una pequeña extensión que se distingue desde lejos en medio de una gran extensión de viña. Forma parte de nuestro patrimonio. En él hay pinos centenarios, encinas, robles, acebuches y un sotobosque de duraznillos, carrascas, bojes, brezos, tomillos, amentos, hiedras y helechos.
En medio de una extensa llanura de viña, el bosque de Can Bas es el refugio natural de una fauna que no podría subsistir en campo abierto.
Tanto el bosque como los animales que lo habitan, dan vida a la viña.
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El suelo
En un sorbo, uno siente la verdad del vino.
Una verdad que se origina bajo tierra.En Can Bas los suelos son nuestra principal preocupación. Sabemos que los suelos son la materia prima de nuestro dominio vinícola, caracterizan nuestros vinos y les confieren singularidad.
Es en el suelo donde la cepa arraiga, se nutre, vive o subsiste. La calidad del suelo condiciona la fructificación del viñedo. Es sobre el suelo que una determinada variedad de vid se adapta mejor o peor. Y es por el suelo que el vino adquiere parte de su personalidad.
En Can Bas tratamos el suelo como un ser vivo. Nos importa su mineralización, su color y textura, la composición del subsuelo, la orografía que lo ha generado, la inclinación y el relieve que toma cada parcela. Pero también prestamos una gran atención a los especímenes de la flora y fauna que interactúan con el suelo y benefician la viña y su entorno. Es esta vida la que sustancia nuestros vinos.
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Las viñas
Quien viñas ha de guardar
mucho tiene que trabajar Dicho popular catalánEn Can Bas, la viña se ha cultivado ininterrumpidamente desde hace más de mil años. Un documento de finales del siglo X prueba que muy cerca de Sant Joan Salerm -iglesia propiedad de Can Bas- existían viñedos que fueron objeto de compra-venta entre la nobleza medieval catalana. Sin embargo, los indicios de época romana, e incluso íbera, demuestran que en nuestra casa el cultivo de la viña se remonta a muchos más siglos atrás.
Hoy por hoy, el dominio vinícola Can Bas concentra 60,5 ha de viña extendidas entre la llanura próxima a la finca, la Font de Can Bas, las cuestas de Les Tarumbes, la hondonada del torrente de Els Bribons y la parte de solana de la colina de Els Basets, además del viñedo de la costa del Serral dentro del término de Sant Sadurní d’Anoia.
En Can Bas entendemos que cada parcela es singular y que cada viña tiene su personalidad. En consecuencia, el trabajo y el trato que le proferimos son en exclusividad. Tenemos viñedos centenarios que producen muy poca uva pero de una calidad portentosa; viñas jóvenes que aportan ligereza y frescor a algunos de los vinos que elaboramos; viñas maduras que bordean los treinta años que confieren un carácter sereno y maduro a los vinos de crianza.
Por la diversidad de situación y de orientación de las parcelas, los diferentes suelos, altitudes, ortografías y la gama de microclimas, en Can Bas podemos cultivar variedades de uva blanca y tinta autóctonas y foráneas, así como adaptar cada variedad a las condiciones del terruño que le sean más favorables.
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