Siglos XX, XXI

1890-1900

La gran sacudida

filoxera

Al volver de Barcelona, los propietarios de Can Bas comentan lo cambiada que han visto la ciudad; que ahora Barcelona es mucho más bonita y tiene un ensanche moderno; que la Exposición Internacional de 1888 ha transformado el aspecto de la ciudad, y que se están construyendo edificios la mar de singulares según un nuevo estilo conocido como “modernismo”, cuyo principal adalid es el arquitecto Antoni Gaudí.

Sin embargo, los propietarios de Can Bas vuelven bastante apesadumbrados de Barcelona. Lo que sólo era un rumor, se confirma: La plaga de la filoxera avanza a gran velocidad sin que haya nada que hacer. Ya ha destruido gran parte de la viña europea, se ha propagado por Cataluña y, en el Penedès, se teme lo peor.

Y sí, en ocho años la filoxera destruye casi 400.000 ha de viña del Penedès. Can Bas no queda al margen del desastre. Nada más conserva vivas aquellas pocas viñas crecidas en suelos arenosos o en parcelas escondidas entre la espesura, como L’Anciana i La Secreta, que han pervivido hasta nuestros días.


1900-1912

Empezar de cero

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Nunca, nada ni nadie tumba el empuje de la gente de Can Bas.Y si es necesario iniciar una nueva etapa y empezar desde cero, pues: ¡adelante! Las viejas viñas muertas ya están siendo arrancadas y se plantan nuevas sobre cepas americanas que son inmunes a los efectos de la filoxera. A raíz de la plaga muchas variedades autóctonas de vid han desaparecido, pero hay otras que una vez injertadas se adaptan bien a los nuevos pies americanos, como el xarel·lo, el macabeu y la parellada. Estas variedades son idóneas para elaborar el cava que, desde hace poco, es moda entre las clases acomodadas catalanas. El bisabuelo de Pere Ventura –el actual propietario de Can Bas– ha sido uno de los pioneros en la introducción del méthode champenoise en nuestra tierra.


1913

La sobria nobleza de la casa solariega

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El repicar insistente de la campana de Sant Joan Salerm anuncia un día señalado. Las obras de la casa solariega han concluido y, acabada la misa, se bendice la nueva y blanquísima fachada del caserío. Después de todo lo ocurrido, Can Bas no sólo parece haber renacido de entre las cenizas, sino que a raíz de la reforma, la casa grande ha adquirido aires de nobleza. Su alzado mantiene la sobriedad que caracteriza las grandes villas del Mediterráneo, pero tanto en la planta como en los detalles se advierte el influjo de los chateâux vitivinícolas de la vecina Francia. Can Bas afronta los retos vitivinícolas del siglo XX con la cara renovada y la cabeza erguida.


2011

El espíritu de Pere Ventura

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El espíritu de Pere Ventura domina Can Bas infundiendo energía y perspectiva. El nuevo propietario quiere que el pasado de Can Bas –tan largo tiempo adormecido en la memoria– vibre sobre el presente. Sin embargo, en tanto que hombre de su tiempo, Pere Ventura entiende que la viña y el vino han de responder a las demandas del presente. En consecuencia, apuesta por hacer de la excelencia el estandarte de sus vinos de finca y de terruño; conviene que el reconocimiento y el respeto por el trabajo payés tiene que ser norma para garantizar la calidad del paisaje, la viticultura y los vinos de Can Bas; y con la mirada puesta en el futuro, Pere Ventura actúa siguiendo criterios minuciosos en cuanto a sostenibilidad y preservación medioambientales. Para Pere Ventura, Can Bas es Can Bas, ahora y siempre.