En Can Bas no hay día del año sin quehacer. Las manos son nuestro capital, nuestra principal herramienta. Con las manos trabajamos, pensamos, decidimos.
En Can Bas consideramos que la viticultura y la vinicultura no son ciencias exactas. Son más bien una práctica sostenida por la intuición, la experiencia, el sacrificio, la perseverancia, la obstinación, el buen juicio y la inquietud de innovar que la curiosidad remueve. Y todo ello, impulsado por el trabajo que nuestras manos dedican tanto a la viña como a la bodega.
En Can Bas, ponemos todo nuestro empeño para adaptar el calendario de las labores de la viña a las necesidades de cada parcela, de cada variedad o de cada cepa en particular, siguiendo un escrupuloso código de buenas prácticas. Y cuando llega el momento de vinificar somos aún más meticulosos. Las tareas de la bodega exigen todo nuestro esmero y atención.
Para Can Bas, ofrecerte nuestros vinos -tanto si vienes a casa, como si son fruto de tu elección- será siempre un privilegio y una responsabilidad.